La idea de Kami aparece ya en las primitivas crónicas de Japón, Kojiki (Crónica de antiguos acontecimiento) y Nihonshoki (Anales de Japón), las cuales fueron codificadas a principios del siglo VIII d.C.
Podría decirse que los kami son muchísimos, algunos celestiales y otros mundanos, pero todos son capaces de establecer contacto con los seres humanos. En el sintoísmo, se asegura que los kami se manifiestan a los hombres: a través de los sueños, de extraños seres aparecen súbitamente en los bosques, mediante rituales o la intervención de un médium.
Los kami pueden en ocasiones ser crudos y violentos, así como también armoniosos o bondadosos. Existe la posibilidad de poner su poder al servicio del hombre a través de determinados actos ritualizados. A lo largo de los años la interpretación sobre la esencia de los kami ha variado considerablemente, llegando a ser interpretados en algunos casos como manifestaciones del Bodhisattva, que da cuenta de cómo esta creencia forma parte no solo del sintoísmo sino también del budismo japonés.